La primera mitad de mi vida la pasé en Madrid, en la Elipa, el que aún sigo considerando mi barrio.
Mi casa era un pisito en un bloque no muy grande que se convertía en un horno cuando llegaba el verano. Éramos 12 vecinos, casi todo familias con hijos más o menos de la misma edad.
En verano solíamos bajar a jugar al patio del edificio y en invierno, rulábamos de casa en casa para pasar el tiempo. La zona y nuestra edad, no animaba mucho a nuestros padres a la hora de dejarnos salir solos a la calle.
El cole estaba muy cerquita. Solíamos reunirnos varios para subir y bajar andando. De camino, había un terraplén.. LA MONTAÑAAAAAAAAAA! para nosotros.. me da una pena ver que ahora en su lugar hay un bloque de pisos... Siempre hacíamos un alto para subir y bajar (normalmente rodando) antes de seguir nuestro camino.
Era un cole pequeñito, de monjas. Había más chicas que chicos porque inicialmente era un cole solo para niñas.
Siempre estuve en la letra B. Éramos el grupo "molón". Desde parbulitos y la verdad es que sin saber porqué, entre las chicas había claramente tres grupos diferenciados: la panda de Belén (las mayores), la panda de las cursis y la panda de Ana (yo). Convivíamos en paz y armonía pero siempre cada grupo por su lado. Yo tenía noviete, jejeje totalmente correspondido. Fue entrar al cole y plas! flechazo. Nuestra "relación" comenzó a los 4 añitos y terminó a los 6, jejeje primer fracaso sentimental.
Me gustaba mucho el cole, lo pasaba muy bien.
Al poco de entrar en EGB, las cosas se empezaron a torcer. La panda de Ana se deshizo, no se muy bien qué pasó. Supongo que alguna tontería de niños. El caso es que me dejaron de hablar y se pusieron en mi contra. Como siempre me llevé bien con todo el mundo, no tuve problema en jugar con otras niñas, pero poco a poco la cosa fue aumentando y casi toda la clase se puso en contra mía. Insultos en la valla del cole, notas en la cajonera y otros detalles que no vienen al caso, convirtieron mi vida en un infierno. Supongo que el ser más redondo de lo normal, tb ayudaba a la imaginación de todos aquellos que se metían conmigo.
Intervinieron padres, profesores.. gente que quería ayudar pero que a lo único que contribuyó fue a que las cosas fueran a peor. Finalmente todo se calmó y aunque el ambiente continuó enrarecido, mantuvimos una convivencia más o menos civilizada.
Esa época la recuerdo como una de las peores, aunque también gracias a ella, empecé a relacionarme con compañeros con los que apenas hablaba. Algunos de ellos, aun siguen ahí :).
Cuando mis padres nos dijeron que íbamos a cambiar de casa, fue toda una liberación. Me dió pena por una parte, pues estaba empezando a conocer personas con las que estaba agusto, pero por otra me puse pletórica, dejaría atrás x fin todo aquello que me había hecho tanto daño.
Durante los primeros años que pasé en mi nueva casa, escribía a algunos de los amigos que había dejado allí. Con el tiempo esas cartas terminaron por ser inexistentes.
Hace ya casi tres años, tras ver un reportaje en el periódico donde aparecía una de esas personas que compartió clase conmigo desde los cuatro añitos, me dio por buscar. Sentía curiosidad por saber qué había sido de esa gente con la que me había sentido tan feliz y tan triste al mismo tiempo.
Google, facebook y la ayuda de aquellos que iba encontrando poco, dieron lugar a que meses despues nos reuniéramos casi todos.
Fue curioso ver como despues de tanto tiempo, los roles de cuando éramos pequeños se seguían manteniendo. Éramos iguales y distintos al mismo tiempo. Todos coincidíamos en que lo que más nos llamaba la atención era el cambio de voz.
Hicimos dos quedadas. A la primera fuimos menos, pero fue genial, recordando y hablando.. fue mágico vernos después de tanto tiempo y eso se reflejaba en todas nuestras caras.
La segunda fue más rara. Vino más gente y eso hizo que quizás trasladáramos cosas pasadas al presente. No volvimos a reunirnos todos... pero si que se mantuvo un petit comité.
Aquellos que hablábamos y reíamos como si fuera cuestión de horas el no habernos visto, seguimos ahí, como si nunca nos hubiéramos separado :).
Dios los cría.. y google los junta.
Mi casa era un pisito en un bloque no muy grande que se convertía en un horno cuando llegaba el verano. Éramos 12 vecinos, casi todo familias con hijos más o menos de la misma edad.
En verano solíamos bajar a jugar al patio del edificio y en invierno, rulábamos de casa en casa para pasar el tiempo. La zona y nuestra edad, no animaba mucho a nuestros padres a la hora de dejarnos salir solos a la calle.
El cole estaba muy cerquita. Solíamos reunirnos varios para subir y bajar andando. De camino, había un terraplén.. LA MONTAÑAAAAAAAAAA! para nosotros.. me da una pena ver que ahora en su lugar hay un bloque de pisos... Siempre hacíamos un alto para subir y bajar (normalmente rodando) antes de seguir nuestro camino.
Era un cole pequeñito, de monjas. Había más chicas que chicos porque inicialmente era un cole solo para niñas.
Siempre estuve en la letra B. Éramos el grupo "molón". Desde parbulitos y la verdad es que sin saber porqué, entre las chicas había claramente tres grupos diferenciados: la panda de Belén (las mayores), la panda de las cursis y la panda de Ana (yo). Convivíamos en paz y armonía pero siempre cada grupo por su lado. Yo tenía noviete, jejeje totalmente correspondido. Fue entrar al cole y plas! flechazo. Nuestra "relación" comenzó a los 4 añitos y terminó a los 6, jejeje primer fracaso sentimental.
Me gustaba mucho el cole, lo pasaba muy bien.
Al poco de entrar en EGB, las cosas se empezaron a torcer. La panda de Ana se deshizo, no se muy bien qué pasó. Supongo que alguna tontería de niños. El caso es que me dejaron de hablar y se pusieron en mi contra. Como siempre me llevé bien con todo el mundo, no tuve problema en jugar con otras niñas, pero poco a poco la cosa fue aumentando y casi toda la clase se puso en contra mía. Insultos en la valla del cole, notas en la cajonera y otros detalles que no vienen al caso, convirtieron mi vida en un infierno. Supongo que el ser más redondo de lo normal, tb ayudaba a la imaginación de todos aquellos que se metían conmigo.
Intervinieron padres, profesores.. gente que quería ayudar pero que a lo único que contribuyó fue a que las cosas fueran a peor. Finalmente todo se calmó y aunque el ambiente continuó enrarecido, mantuvimos una convivencia más o menos civilizada.
Esa época la recuerdo como una de las peores, aunque también gracias a ella, empecé a relacionarme con compañeros con los que apenas hablaba. Algunos de ellos, aun siguen ahí :).
Cuando mis padres nos dijeron que íbamos a cambiar de casa, fue toda una liberación. Me dió pena por una parte, pues estaba empezando a conocer personas con las que estaba agusto, pero por otra me puse pletórica, dejaría atrás x fin todo aquello que me había hecho tanto daño.
Durante los primeros años que pasé en mi nueva casa, escribía a algunos de los amigos que había dejado allí. Con el tiempo esas cartas terminaron por ser inexistentes.
Hace ya casi tres años, tras ver un reportaje en el periódico donde aparecía una de esas personas que compartió clase conmigo desde los cuatro añitos, me dio por buscar. Sentía curiosidad por saber qué había sido de esa gente con la que me había sentido tan feliz y tan triste al mismo tiempo.
Google, facebook y la ayuda de aquellos que iba encontrando poco, dieron lugar a que meses despues nos reuniéramos casi todos.
Fue curioso ver como despues de tanto tiempo, los roles de cuando éramos pequeños se seguían manteniendo. Éramos iguales y distintos al mismo tiempo. Todos coincidíamos en que lo que más nos llamaba la atención era el cambio de voz.
Hicimos dos quedadas. A la primera fuimos menos, pero fue genial, recordando y hablando.. fue mágico vernos después de tanto tiempo y eso se reflejaba en todas nuestras caras.
La segunda fue más rara. Vino más gente y eso hizo que quizás trasladáramos cosas pasadas al presente. No volvimos a reunirnos todos... pero si que se mantuvo un petit comité.
Aquellos que hablábamos y reíamos como si fuera cuestión de horas el no habernos visto, seguimos ahí, como si nunca nos hubiéramos separado :).
Dios los cría.. y google los junta.
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